El autor de los hechos se había presentado en la comisaría de la Policía Nacional, donde había admitido los hechos. Tras tomar declaración a los testigos y a la víctima, se le había imputado un delito de homicidio en grado de tentativa.
Según el relato policial, víctima y agresor discutieron durante la noche del sábado al domingo, sobre las 04.00 horas, cuando estaban en casa de un tercero consumiendo alcohol. La discusión terminó cuando los implicados se marcharon del domicilio.
Tras esto, la víctima se dirigió a su casa, en la que se encontraban una prima suya y su hermana. Sobre las 10.00 horas, ya el domingo, sonó el timbre. Como estaban esperando a un técnico, abrieron la puerta del portal y de la casa, para que pudiera trabajar. Resultó que quien llamaba era el joven con el que había discutido la noche anterior. Éste entró en el domicilio y se introdujo en su habitación. Ahí, le asestó cuatro puñaladas, alcanzándole en la ingle, el pecho y el brazo izquierdo.
Ante la acometida, el joven se despertó y reaccionó tratando de defenderse, revolviéndose y gritando. Tras escuchar las voces de la víctima, sus compañeras de piso se dieron cuenta de que algo grave estaba ocurriendo, por lo que acudieron a la habitación donde vieron al hombre, con el cuchillo en la mano.
Al ser sorprendido, intentó huir y forcejeó con una de las mujeres, que llegó a sufrir un pequeño corte en el brazo. Una vez que comprobaron el estado en que se hallaba el joven, lo trasladaron al Hospital de Manacor, que dio parte a la Policía Nacional.
Después de conseguir identificar al autor de las puñaladas, la Policía estableció un dispositivo de búsqueda por las inmediaciones del domicilio de la víctima y del autor. Éste se acabó entregando.