Tal como ha explicado el alcalde de Santanyí, "para nosotros es muy importante conservar el patrimonio histórico y cultural del municipio. Por ello, seguiremos negociando para Sant Jordi sea un referente como yacimiento arqueológico gestionado por un Ajuntament. Esta es una primera inversión, pero poco a poco, esperamos conseguir encontrar la manera para que toda la zona donde se encuentra el talayot sea de titularidad pública y que sea excavada y estudiada ".
El problema para conseguir que todo el yacimiento sea totalmente público radica en el hecho de que el poblado está repartido entre diferentes fincas y diferentes propietarios. Según los arqueólogos, por lo que se deduce de la planimetría del talayot, la parte principal del asentamiento estaría en una de las fincas donde no se ha podido trabajar porque no se ha llegado a un acuerdo con los propietarios.
Por otra parte, desde el Ajuntament de Santanyí se lamenta que el Consejo de Mallorca haya decidido rechazar la concesión de la subvención para este año para realizar la campaña de excavaciones. Desde hace cuatro años Sant Jordi excava durante el mes de agosto gracias al trabajo de la asociación cultural Lausa. De los 20.000 euros que costaba aproximadamente cada campaña, la institución insular aportaba el 50%, y la otra mitad el consistorio Santanyí, pero la solicitud de este año ha sido rechazada. Y precisamente en 2019 debía ser el último año de un proyecto quinquenal que habían preparado los arqueólogos conjuntamente con el Ajuntament en 2015.
Cabe recordar que la historia del poblado de Sant Jordi se remonta al año 1000 aC, y está formado por diferentes talaiots, de los que se conserva uno en buen estado, además de diferentes tramos de muralla. Sant Jordi, de forma elíptica, presenta casi todos los detalles típicos de los poblados de estas características de la isla, con una muralla perimetral y diferentes habitaciones adosadas. Los últimos veranos habían concentrado los esfuerzos restaurar la muralla y excavar las zonas habitadas para conocer algún detalle más sobre cómo vivían los últimos ocupantes del poblado.
El año 2017 se restauró parte de una de las murallas del llamado sector B; concretamente un portal formado por dos piedras de gran tamaño. La más grande, se calculó que tenía un peso de 4,8 toneladas. También se hizo trabajo una garita de vigilancia insertada en la muralla del sector C, que fue excavada con más profundidad durante la campaña de 2018. Sant Jordi fue habitado hasta la conquista romana de Mallorca al 123 a.C., aunque no quedó en desuso por completo. A lo largo de las diferentes campañas se han encontrado vestigios de otras culturas, como cerámicas musulmanas y restos de animales.