Me causó estupor ver cómo, tirando de banquillo del modo más brutal, descarado y altanero, el Partido Popular de Palma, inmerso en corruptelas varias, volvía a levantar airoso el cadáver político de uno de los que, a fuerza de mirar para otro lado, logró salir sin imputar de las diversas tramas que les acucian como banda político-siciliana.
No se trataba pues de un revival moderno de la película de los Cohen “el hombre que nuca estuvo allí”, no que va, aunque bien lo parecía, pero lo que, si era sin duda alguna, era una escena que rescataba sin tapujos el más puro cine negro.
Vivimos en un país con tan poca memoria y constantemente nos criminalizan de manera tan hostil a aquellos que no queremos olvidar, sabedores como somos de que en el recuerdo está la clave para entender y cambiar el presente, que la gente no sabe quien fuera ese político liberal que tuvo en sus manos la posibilidad de limpiar la policía local de corruptelas y optó por mirar para otro lado para lograr salir limpio del lodazal que era la institución armada. Y es que la derecha siempre ha sido muy buena en eso de hacerse la distraída, prueba de ello son las afirmaciones tajantes de todos los investigados populares, que son más de novecientos y curiosamente afirman al unísono, no saber nada en absoluto, ni del todo ni de parte, de los cerca de 87.000 millones de euros al año que nos cuesta la corrupción a todos los españoles, de los cuales 48.000 millones, o lo que es lo mismo, un 4,5% del PIB se ha empleado de manera fraudulenta en contratación pública.
Pero esto no importa demasiado, da igual, lo verdaderamente crucial es enarbolar el patriotismo español y lograr convertir en un rebaño atontado y sin criterio a todos los que, como yo, nos sentimos parte de esta patria que también nos han robado como constructo y concepto porque, con sus sucias bocas y sus largas manos han llenado de contenido ni más ni menos que los símbolos que representan la casa de todos y todas nosotras.
Ese hombre que ahora se perfila como alguien decente y limpio, se rodeó de malandros y permitió el montaje de un organigrama dentro del policía local más parecido a un comando de asalto que a una institución de proximidad como los ciudadanos y ciudadanas de Palma se merecen y las leyes obligan, ya que no hemos de olvidar que la legislación fija las competencias de cada cuerpo de seguridad pública, cosa que en Palma ha sido algo más que discutible.
Ser el jefe político de lo que fuera una presunta banda criminal de policías, como afirman los escritos de acusación de jueces y Fiscales anticorrupción, y afirmar que no sabes nada y que poco menos primera noticia que te llega, es no sólo un acto vil y despreciable, sino que se corresponde con el modus operandis habitual de los que han prostituido la política porque la entienden como modo de vida.
Con este artículo no pretendo poner en evidencia al sr. Isern porque para eso ya se basta sólo abanderando de nuevo el partido de la vergüenza y afirmando que confluirá gustoso y entusiasmado con sus socios nazis de identidad corporativa verde bilis, sino para explicarle a la gente que por personas como él, por políticos como él y sus compinches, otros hemos tenido que dar el paso y denunciar las prácticas corruptas de sus amigos, inmolándonos a lo bonzo y perdiendo por el camino y el periplo judicial, nuestras vidas, nuestras familias y nuestra tranquilidad para siempre.
Gracias por no hacer nada en absoluto señor Isern si no fuese por la ingeniera jurídica que su partido lleva haciendo durante años para exculpar a los miserables que hay en las filas de su pestilente organización, no me cabe duda que usted habría tenido que dar como mínimo explicaciones en un tribunal.
Ahora la que fuera su subordinada, una de sus policías de base, una de las que ha tenido que sufrir y sufre por denunciar la corrupción de sus amigos, tocándole a usted hacer ese trabajo, es su adversaria política y ¿Sabe qué? Que poder tenerle delante y hacerle algunas preguntas sobre su paso por la alcaldía y la policía local me hace dibujar una sonrisa en el rostro y entender que la vida da a veces vueltas insospechadas.
Hasta pronto señor Isern, aunque piense que puede hacernos creer que es el hombre que nunca estuvo allí, algunos sabemos que sí, que sí que estuvo….