¡Espabila Baleares! Hay que recordar a muchos el espectáculo que se protagonizó hace cinco años. ¡Cómo te tomaron el pelo y se rieron de ti! Todo, desde entonces, ha ido -¡ya es difícil- de mal en peor. No se ha avanzado en el nivel de inglés, se ha intensificado el adoctrinamiento, se educa íntegramente en catalán en los Colegios públicos y hasta se instrumentaliza a los alumnos para impulso del proceso catalán (Tomeu Maura). Todo lo que no sea esto, se demoniza por españolista. Esta es, presuntamente, una parte de la triste realidad educativa en Baleares. ¡Espabila!
Tan desolador panorama se completa con otros aspectos específicos. Los recordaré con brevedad y con el ánimo de evitar todo excusa. No hace mucho, el ex ministro de cultura (2007-2009), César Antonio Molina, se preguntaba qué se podía esperar de un sistema educativo en el que los alumnos no saben a qué país pertenecen pues “ni la historia común del lugar, ni la geografía, ni el arte, ni la literatura, ni las lenguas, ni la política, ni la Constitución, ni las normas más elementales de convivencia, ni el respeto entre los géneros, ni la democracia, ni casi nada de nada se les ha hecho aprender. A partir de aquí, nada es raro, todo es posible, todo se explica. ¡Espabila!
Te propongo, Baleares, otra reflexión esencial, que no deberías echar en saco roto. Me atrevo a realizarla desde la experiencia de la propia vida en común. Es obvio que la decadencia de los pueblos o naciones o, si prefieres, de las democracias, se configura como un proceso -cada día más rápido- que se inicia con el hundimiento de la educación y de la legalidad. Baleares no va a ser una excepción. Precisamente por ello, importa mucho, muchísimo, reorientar el rumbo de la sociedad. Para lo cual, sin duda, el cambio educativo es evidente e imprescindible. ¡Espabila!
En este orden de actuaciones, conviene subrayar otra evidencia para cualquier observador imparcial de la realidad española y balear. Lo diré con palabras de un reciente editorial del ‘Mundo’. Decía así: “Lo que ocurre, básicamente, con la enseñanza es que la izquierda no admitirá jamás que la derecha le arrebate un feudo que considera propio, a pesar de que los resultados académicos y sociales de su modelo son claramente horrorosos”. Cierto. Ampliamente padecido desde hace tiempo.
Sería un error y un engaño entender (¡Atento, venderán tal especie!) que la anterior valoración es la expresión de una posición ideológica de la derecha. Aunque ésta también acredita su cuota de complicidad en el desastre educativo, la realidad de lo ocurrido es innegable y viene confirmándose año tras año. El sistema educativo en España ha sido totalmente dominado por la izquierda, ha seguido sus dogmas de fe y se ha impuesto sin posibilidad alguna de cuestionarlos. Las creencias y opiniones de cada cual son muy libres. Pero ello no hará que cambie la realidad. El sistema educativo, propiciado por la izquierda y alentado por la mayoría de los medios de comunicación, es la causa del fracaso escolar. ¡Espabila!
Para terminar, me permito ofrecer a todos (sobre todo, padres y madres), una fórmula para responder a este reto actual: “Creed únicamente en lo que vosotros mismos habéis experimentado, verificado y aceptado después de someterlo al dictamen de la razón y a la voz de la conciencia” (Sánchez Drago). No os dejéis engañar. Tomad una decisión y exprésala con el voto en la mano. Vuestros hijos y la vida colectiva os lo demandan. No seáis cómplices de nadie en perjuicio de vuestros hijos.
¡Espabila Baleares!