En la sentencia, queda reflejado que por este asesinato -en el que se da un agravante por parentesco- también se inhabilita de manera absoluta a Ciotau durante el tiempo que dure la condena y se le imponen las costas del juicio. Contra esta resolución cabe interponer un recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de Baleares (TSJIB).
Según relata la magistrada en su sentencia condenatoria, "lo verdaderamente trascendente" es que se "produjo una agresión súbita" en un lugar donde "la víctima no tenía salida", se produjeron "lesiones por la espalda" y que fue de manera "totalmente sorpresiva".
Por tanto, prosigue, la agresión se produjo "estando la víctima indefensa". Así, sintetiza que tanto la respuesta del Jurado, las manifestaciones de los testigos y las pruebas forenses determinan que "el ataque se produjo alevosamente (de manera que el procesado no corriera ningún riesgo por una reacción de defensa de la víctima)".
La presidenta-magistrada también recoge que ningún testigo señaló que existiese la evidencia de que hubiera ingerido alcohol y que no hay pruebas de que el ahora condenado se hubiera tomado 15 cervezas y cinco pastillas de ansiolíticos, tal como manifestó que había hecho.
Para determinar la pena, la presidenta ha tenido en cuenta que le asestó seis puñaladas, "desproporcionadas para conseguir el resultado querido", así como la "frialdad" del acusado que asestó las últimas puñaladas cuando la víctima ya estaba agonizando, agarrada a la barandilla y sin posibilidad de moverse".
También considera las frases del procesado que, tras la comisión del delito, persistía en "la ofensa" hacia su mujer y en "una justificación machista de quien se cree dueño de la vida de su esposa, cosificándola aun después de muerta".
El pasado 14 de diciembre el Tribunal del Jurado emitió un veredicto de culpabilidad contra Ciotau por considerar probado que acuchilló y mató a su esposa. Durante el juicio, este aseguró que la emprendió contra a ella a cuchilladas porque "se le cruzaron los cables".
Según el relato de los hechos, tras una discusión acerca de dónde había pasado la noche la víctima, el procesado la agarró del cuello por la espalda. La mujer logró zafarse y huyó hacia el balcón de la terraza. Entonces el procesado fue a la cocina, cogió un cuchillo de unos 16 centímetros de hoja y alcanzó a la víctima en el balcón, donde le asestó varias puñaladas en la espalda.
Posteriormente, el hombre la volvió a acuchillar en el pecho. Pese a recibir ayuda médica urgente, Lucía Patrascu falleció a consecuencia de las heridas realizadas por su marido.
En su último turno de palabra, el acusado de 60 años y origen rumano, dijo que era un "hombre pobre" y que todo lo que ha ganado con su trabajo "estos 40 años" se lo deja a sus hijos a quienes pidió "perdón".
Puede leer la sentencia completa aquí: STC JURADO CRIMEN PORT POLLENÇA