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Agarrados a sus poltronas

Señora María Consuelo Huertas Calatayud, señora María Montserrat Seijas Patiño y señor Salvador Aguilera Carrillo:

En dos realidades irrefutables coinciden ustedes. Primera: fueron elegidos en las ya muy lejanas elecciones autonómicas del 25 de mayo del año 2015 encuadrados en las listas del partido Podemos y eso les facilitó ocupar un preciado escaño en el Parlament de les Illes Balears. Y, segundo: hoy en día los tres han dejado atrás la disciplina y su pertenencia al grupo parlamentario autonómico de Podemos, partido este gracias al cual consiguieron la poltrona, y se han largado con armas y bagajes al Grupo Mixto.

No entraremos al juego de Podemos que les señalan como “tránsfugas”, aunque podríamos discutir largo y tendido sobre las acepciones de la palabra y sus realidades. La cuestión es que ustedes no han abandonado su cargo público de diputados en el Parlament balear al “separarse del partido” que los presentó como candidatos.

Señora Huertas, señora Seijas y señor Aguilera:

Podemos pontificar durante siglos sobre las circunstancias y realidades que les llevaron a abandonar el partido que los presentó como candidatos. Que si fueron expulsados, que si la dirección de Podemos ha, presuntamente, incumplido sus propias promesas electorales, que si el partido morado de ahora no es el mismo con el que se presentaron ustedes a las elecciones, que si se sienten ustedes decepcionados, que si el partido se ha fosilizado y no responde a los intereses de sus votantes…

Seguro que todas estas presuntas razones anteriormente expuestas son perfectamente ciertas, sinceras y defendibles desde su particular punto de vista.

Al abandonar, sin embargo, su pertenencia seminal al grupo Podemos se arrojaron a sí mismos unos privilegios que no les corresponden. A ustedes les votaron los ciudadanos por estar incardinados en una lista partidista muy determinada. No se presentaron ustedes a las elecciones de forma unipersonal reclamando el voto de los ciudadanos directamente para sí mismos, sino formando parte de un grupo. Un grupo, en este caso el de Podemos, que lo hizo con un programa electoral que era el contrato colectivo de todo el partido con la ciudadanía. Y no el suyo propio.

Sumergiéndonos un poco más en estos razonamientos, les preguntamos a ustedes tres lo siguiente: ¿el programa electoral de Podemos era SU programa electoral?, ¿todas las propuestas son SUS propuestas propias? Y, para ser más prosaicos, añadimos: ¿se pagaron ustedes la campaña de su propio bolsillo, financiaron el diseño y la impresión de los carteles, los ensobrados de las papeletas, las asesorías legales, las tasas administrativas, el IVA del montaje de los mítines…? Entonces, si el programa no era el suyo personal y no pagaron ustedes la campaña, ¿qué hacen sentados en un escaño que pertenece al partido que, como unidad orgánica e ideológica, les presentó?, ¿qué hacen, cual ‘culi di ferro’, amarrados al cargo?, ¿qué hacen ocupando esas poltronas?

Poltrona. Esa es la palabra que define su porqué sustancial, su causa primera que les ha llevado a conservar el escaño pese a haber abandonado el partido con el que se presentaron. Y a conservar, también, el suculento salario y los privilegios y la presencia mediática y –llegamos al núcleo del razonamiento– el poder real que les confiere su posición de miembros activos de un Parlament que, con sus leyes y resoluciones, puede aportarles suculentos apoyos sociales y económicos de los sectores afectados por la inclinación que adopten ustedes con su voto personal ante cualquier nueva normativa.

En su descarga, añadir que también es meridianamente cierto que sus antaño conmilitones de Podemos se han sumergido, sin que nadie les empujara a ello, en una espiral diabólica de enfrentamientos fratricidas internos que les han abocado a protagonizar discrepancias de hondo calado durante toda esta legislatura y que, finalmente, han concluido con la práctica defenestración de las listas por parte de la dirección central de todos los díscolos y el auto exilio de muchos otros altos cargos y militantes destacados disgustados con aquello en lo que los que ahora mandan en Podemos han acabado convirtiendo al antaño partido de las plazas del 15M.

Podemos no ha sabido, en estos cuatro años de legislatura, favorecer el acercamiento de sus distintas almas. Los morados no han podido contener los egos de unos y otros que no han dudado en protagonizar públicas peleas que harían sonrojar a más de uno.

La realidad de Podemos, al menos en nuestra comunidad (que a juzgar por los resultados andaluces, podría aplicarse a todo el estado), no es que sea mucho más halagüeña que sus propias realidades.

Señora Huertas, señora Seijas y señor Aguilera:

En España no utilizamos el sistema electoral estadounidense de votar directamente a la persona, sino al partido y su programa, coincidamos o no coincidamos. El voto soberano de la ciudadanía les votó para ser parte del grupo de Podemos. Nadie votó a Xelo Huertas. Nadie voto a Montse Seijas. Nadie voto a Salva Aguilera. Nadie. Se votó a Podemos.

Actualizado: 14 de marzo de 2022 , , , , , , ,

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