Durante la visita se anunció que los 32 ancianos, que podían quedarse en la calle por el cierre de la residencia, anunciado hace unos meses. De ellos, 16 consiguieron soluciones a través de sus familiares.
De los 16 usuarios que no han podido ver solucionado el problema desde sus medios, 6 tienen una plaza asignada en residencias públicas por máxima prioridad social y los 10 restantes ocuparán temporalmente plazas del IMAS. Durante los tres meses que dure la reubicación temporal, se analizará caso por caso para derivar a los ancianos a residencias públicas o, en el caso de que no cumplan los requisitos, las familias tendrán que decidir su porvenir.
La alcaldesa de Porreres, Xisca Mora, ha destacado la "buena predisposición" tanto de la conselleria como del IMAS, así como de los responsables de la residencia.
Las puertas de la residencia social de Porreres cerrarán definitivamente el próximo 30 de noviembre. Hay todavía una vía abierta con el Bisbat de Mallorca para hacer en parte del edificio un centro de día. Cabe recordar que la residencia tiene que cerrar porque su estado de deterioro requiere una gran inversión a la que no se puede hacer frente.