Así pues, el informe evidencia que la reactivación del tejido productivo de las Islas Baleares no reduce la pobreza y además, esta recuperación se está sustentando en un incremento de las desigualdades sociales. En este sentido, 87.000 personas de las Islas Baleares sobreviven con 355 € mensuales, lo que supone el 7,8% de la población balear.
Conviene destacar que la incidencia de la pobreza severa también ha aumentado en el Archipiélago respecto al año 2016, ya que ha subido más de 3 puntos. En definitiva, a pesar de la prosperidad económica, la tendencia actual es que los pobres sean más pobres.
Por otra parte, EAPN-Illes Balears quiere llamar la atención sobre el hecho de que las Islas se están convirtiendo en el paraíso de la desigualdad social, donde los ricos son más ricos y los pobres más pobres, y alertan sobre la ineficacia de las políticas públicas para proteger a los más vulnerables y para fomentar la redistribución de la riqueza.
No en vano el Informe del Estado de la Pobreza de 2017 pone de manifiesto que el 11% de los baleares gana menos de 5.546 € al año, lo que supone más del doble que el año 2016, que se situaba en el 5%. Asimismo, cabe destacar que la población que cobra menos de 1.000 €, es decir, los inframileuristas han pasado del 34% en el año 2016 a un 39% en el año 2017. En relación con este punto, la EAPN-Islas Baleares recuerda que hay muchos trabajadores a los que su sueldo no les da para sobrevivir y menos para pagar un alquiler, dado que la mayoría de salarios han quedado estancados después de años de caída libre, mientras que el precio de la vivienda, sobre todo el de alquiler, se dispara. Paralelamente, el Informe pone de manifiesto que un 15% de los residentes en las Islas gana 39.000€ al año o más, siendo el más elevado de todas las comunidades autónomas, tras el País Vasco y Madrid. En definitiva, la desigualdad es excesivamente elevada, y la concentración de la riqueza en las personas situadas en la cima de la distribución del ingreso constituye un motivo de gran preocupación y por lo tanto, la brecha social crece a medida que la economía se recupera: los ricos se hacen más, los pobres se hacen más pobres y la clase media tiende a desaparecer.
Respecto a las pensiones, el Informe del Estado de la Pobreza de 2017 señala que 33'3%, es decir, 62.630 pensionistas reciben una renta inferior al umbral de la pobreza, es
decir, 609 €, lo que evidencia la urgente necesidad de incrementar las pensiones mínimas y de mejorar las condiciones salariales y así poder tener en un futuro una pensión digna.
En el 2017, la población de las Islas Baleares que vive en condiciones de Privación Material Severa ha empeorado respecto al año 2016. Y es que hemos pasado de 3'7% a un 6'9%. En términos absolutos significa que más de 76.000 baleares no puede hacer frente a cuatro de los 7 conceptos de consumo básico definidos por la Unión Europea.
En este sentido, un 36'8% no puede hacer frente a gastos imprevistos. Asimismo, destaca que un 18'4% tiene problemas para calentar su hogar en invierno, seguido del grupo de personas que se retrasan en el pago de los gastos derivados de su vivienda, que es muy superior al conjunto del Estado. Cabe destacar que en relación a estas cifras, EAPN-Islas Baleares alerta sobre la acusada caída del bienestar social en las islas y, la consecuente dramática realidad que viven muchas personas. Además, recuerda que tanto la pobreza energética como el precio de los alquileres deben ser una prioridad política.
Asimismo, 33.000 personas residentes en las Islas Baleares vive en hogares con baja intensidad de trabajo. Aunque ha bajado respecto al año anterior, EAPN Islas Baleares señala que a pesar de que las empresas actualmente contratan como lo hacían antes de la crisis, las condiciones laborales son mucho peores y que son muchas las personas que necesitan dos trabajos de hoy para llegar a un sueldo de los de antes de la crisis.
En consecuencia los "contratos basura" y la figura del "trabajador pobre" ya son una realidad que se ha establecido en las Islas Baleares, que conlleva la invisibilidad de muchos trabajadores que encadenan contratos temporales y precarios.
