Esta semana pasada, algunos de nosotros hemos tenido la obligación profesional de asistir y atender al denominado periodísticamente Debate sobre el Estado de la Comunidad, aunque su designación oficial es Debate sobre la Orientación Política General del Govern. Y decimos ‘algunos de nosotros’ ya que la inmensa mayoría de la ciudadanía ha seguido afrontando el día a día de los aconteceres que determinan su vida cotidiana sin prestarle la menor atención a lo que estaba pasando bajo la mirada de las Cariátides del salón de plenos de nuestro Parlament.
Si bien, por un lado, esta realidad –pasar desapercibidos para la inmensa mayoría de los votantes– pudiera parecernos algo a lamentar, por otro lado, realmente es una inmensa suerte que sea así, tanto para ustedes como para el resto de la sociedad.
Nos explicaremos.
Es una inmensa suerte para ustedes que los ciudadanos, que les han colocado allí donde están ahora, no se enteren de lo que realmente hacen para cobrar su opíparo sueldo ya que, si fueran conscientes de que se han pasado los dos días de debate consultando sus teléfonos móviles, navegando por Internet gracias a sus ordenadores y tabletas, bostezando, fuera del salón de plenos o, incluso, sin ni siquiera presentarse a su puesto de trabajo, ahora los que les otorgaron sus poltrona estarían reclamando indignados y enfurecidos su despido inmediato.
¿En qué empresa privada se permite que un trabajador se ausente sin justificar de su puesto de trabajo? ¿Que en plena reunión, en lugar de atender las explicaciones de los compañeros, se vaya de la sala? O, lo que es peor, ¿desatienda lo que dicen los demás ya que están navegando en Internet, chatean con amigos y familiares o, simplemente, leen la prensa? Pues eso, señores parlamentarios de Baleares, es lo que han estado haciendo ustedes durante el Debate sobre el Estado de la Comunidad.
A ustedes, señores parlamentarios, se les paga para que trabajen algo. Y ese algo es estar sentados en el salón de plenos de la cámara balear en los momentos en que otros compañeros, del mismo grupo o de otro, defiende posicionamientos ideológicos que quizás se oponen a los suyos pero que representan a los ciudadanos que les han votado, ciudadanos tan dignos de merecer su atención como los que les han apoyado a ustedes.
Este pasotismo viene mayormente motivado por una realidad que se acerca hacia nosotros a pasos acelerados. Su puesto de trabajo tiene fecha de caducidad: mayo de 2019. En ese momento los ciudadanos volverán a votar y algunos de ustedes no serán reelegidos. También es posible que, dada su encomiable labor, sus propios líderes políticos crean más oportuno colocar en los puestos de salida de las listas a otras personas y ustedes se queden en la calle. Por si no han sido capaces de entender la figura retórica, la definición “encomiable labor” referida a su trabajo es puro sarcasmo.
Señores políticos, estén o no ustedes de vuelta de todo, tienen que seguir trabajando. La legislatura no ha acabado y quedan muchas cosas por hacer. Demasiadas. No creemos que sea necesario enumerar todo aquello que se prometió hacer en la anterior campaña electoral y se ha quedado en nada. Y es que, aunque se lo recordáramos, les iba a dar igual.
Hay que aprovechar el tiempo y, como dicen los futboleros, hay partido hasta que el árbitro sopla el pitido final. Intenten, aunque sea difícil para ustedes, en estos últimos meses justificar todos los miles de euros que se han llevado a casa. Si no son capaces de hacerlo por vergüenza torera, al menos háganlo para que nadie les pueda afear en el futuro que ustedes fueron de esos políticos que han pasado sin pena ni gloria por su escaño del Parlament. Y es que la lista de inútiles a los que hemos estado pagando durante esta democracia ya excede lo soportable por la ciudadanía.
