Mas ha recalcado que los narcotraficantes desean destacar socialmente por sus posesiones como símbolo de poder y capacidad económica y que, por ello, adquieren animales exóticos y de especies en vías de extinción.
Asimismo, también en Asia es habitual tener reptiles como animales de compañía en las casas, por lo cual determinadas especies de tortuga también tienen allí un mercado asegurado.
El tercer gran grupo de hipotéticos compradores de las tortugas mallorquinas son los coleccionistas: "Ya no les basta una tortuga de orejas rojas de Florida. El nivel de exigencia de estos coleccionistas cada vez es más elevado y se inclinan por animales muy escasos y destacados".
En este mismo espacio, pueden ver y escuchar el vídeo con la intervención de Mariano Mas, director de Natura Parc, en el programa 4 Directe de Canal4 Ràdio.