Esta residencia, gestionada por la parroquia municipal desde que las Hermanas de la Caridad desistieron de la labor, ha visto llegar su final definitivo muy lentamente.
Con la partida de la congregación de monjas, se barajaban dos opciones en cuanto al futuro de la institución municipal: pasar a manos privadas a través de a gestión de la residencia de Cas Notari o ser gestionada por la parroquia municipal y una serie de voluntarios.
La primera opción se alzó rápidamente como la más factible, ya que además Cas Notari se ofreció a seguir manteniendo a todos los trabajadores y a no aumentar los precios a los internos. Sin embargo, se terminó descartando por la insistencia del rector de Porreres, si bien el obispo y el vicario episcopal económico estaban en contra de cederle la gestión de la residencia.
Como consecuencia, se ha anunciado el cierre definitivo de la residencia de la tercera edad de Porreres, dejando a los internos a su suerte. Según las fuentes consultadas por CANAL4 Diario, desde la iglesia municipal se ha dejado muy claro que las personas mayores que allí vivían son ahora "responsabilidad de sus familiares". De esta manera, los responsables eclesiásticos de la localidad se desentienden del porvenir de los ancianos, cerrando una residencia que, desde el primer momento, no pudieron mantener en pie.