Se ha simplificado tanto el procés catalán que la gente ya no sabe diferenciar entre nacionalistas e independentistas, se ha radicalizado tanto que se ha reducido todo a un conflicto entre Cataluña y España, y se obvia una singular escenificación falangista para sabotear a Cataluña desde la propia Cataluña, y para eso se necesitan independentistas catalanes que sean radicales y odien España, de tal forma que en el resto de España, en un estricto sentido de defensa, se termina odiando a Cataluña sin entender que en Cataluña existen españolistas, nacionalistas no independentistas e independentistas, y después están unos pocos, una ínfima cantidad que son los radicales, los que no representan a nadie, ni a si mismos.
El problema estriba en que ahora ser Gallego o ser Vasco y amar tu cultura, lengua e historia, se identifica en muchos lugares de España como ser separatista, y ello se debe a ese cruel estado al que nos han llevado posturas rígidas del régimen del 78 que han instaurado un injusto y cancerígeno sistema autonómico que lo único que pretende es conseguir el "divide y vencerás" para preservar una monarquía corrupta que favorece los privilegios de una oligarquía más corrupta aún.
El problema radica en que ciertos partidos políticos insignificantes y de ideología rancia, como VOX, se alimentan de este enfrentamiento radicalizándose en posturas rígidas e inflexibles sobre la prioridad de la defensa de la idea de España como "una, grande y libre" por encima de todo, llegando a ensalzar a dictadores asesinos como Francisco Franco, justificando sus asesinatos por la defensa de una España unida... una España que en realidad no es una, porque está compuesta por otras naciones, no es grande porque sólo abarca una pequeña porción de territorio europeo, y no es libre porque se coarta la libertad de los ciudadanos con normas como la ley mordaza.
No puede negarse que, a veces, la catalanofobia ha sido alimentada por comportamientos insensatos, e incluso sectarios de algunos catalanes, como decía anteriormente, unos pocos radicales que en realidad no sabemos a quien sirven, aunque la mayor parte de las veces la catalanofobia es reactiva, surge como respuesta agresiva a cualquier iniciativa catalana que se observa desde otros lugares como una amenaza a la hegemonía de la identidad nacional española, aquella de la falsa "una, grande y libre".
De este enfrentamiento no sólo se alimenta VOX, también lo hacen ciudadanos y el PP, identificando a cualquier iniciativa progresista como apoyo de aquellos que quieren romper España...da igual que sea mentira, que cree odio entre compatriotas, lo importante para está clase oligárquica es preservar sus prebendas y proteger una monarquía que mantenga sus privilegios.
Ser progresista no es querer una España separada, es querer una España en la que todos nos aceptemos como somos, en la que todos respetemos al de tu lado, sea catalán, vasco, o gallego...ser progresista es defender la identidad propia de cada pueblo porque eso es enriquecer el estado español, ser un estado plurinacional es una virtud y no un defecto... en Suiza cada cantón funciona de forma totalmente independiente, cada cantón es más importante que el propio estado, y esa seña de identidad les hace ser más libres y estar más unidos de lo que lo está España a través de la imposición de la unidad por encima de todo.
Alemania, primera potencia de Europa, EEUU primera potencia del mundo, China potencia emergente, o Uruguay como un ejemplo a seguir, son estados donde una monarquía sería inviable. Una España federal sería más justa, una España con un sistema de reparto de poder equitativo, como existe en Suiza, acabaría con una cabeza a la que presionar para que unos territorios sean más beneficiados que otros, una España republicana terminaría con las influencias monarquías hacia espacios oligárquicos de acumulación de poder, una España laica de verdad acabaría con la influencia de una iglesia corrupta sobre el régimen del 78, una España Municipalista acercaría a la ciudadanía a la toma de las decisiones más importantes para su vida cotidiana
Pero todo ello es muy peligroso para esos poderes fácticos que son los únicos interesados de que exista ese enfrentamiento entre la Cataluña independentista y la España nazionalcatolicista, y por eso potencian el enfrentamiento a través de los medios afines a ese régimen oligárquico que sólo aspira a mantener el poder. Ser nacionalista catalán, gallego o vasco no es odiar a España, es amar la cultura, idioma y lengua propias como un hilo conductor hacia una España mejor, más culta, más humana, más plural, una vía para la verdadera España que no es aquella de "una, grande y libre", sino aquella a la que en su día se le denominó "las españas".