Según el relato del Ministerio Fiscal, en verano de 2011 en la playa de Puerto de Pollença, cuando su hija tenía 12 años de edad, la manoseó por encima del bañador la zona del pecho y la zona genital.
Posteriormente, ya en el hogar familiar, el hombre, con la excusa de darle un masaje, se encerró con ella unas diez ocasiones con llave. En esas ocasiones, la desnudaba, la penetraba vaginalmente con los dedos, la masturbó, entre otras prácticas, e incluso, una vez, intentó penetrarla con su miembro, sin llegar a conseguirlo.
La Fiscalía precisa que en todas las ocasiones la perjudicada sufrió un estado de "gran paralización y aturdimiento" lo que "le impidió adoptar una actitud defensiva y de rechazo". Como consecuencia, la perjudicada ha sufrido un "muy grave" trastorno anímico y emocional.
Según considera el fiscal, los hechos son constitutivos de un delito de abusos sexuales continuados. Establece también que no concurren circunstancias modificativas y, además de los nueve años de prisión, le pide el pago de costas.