¿Consideras que Pablo Iglesias e Irene Montero deben seguir al frente de la secretaría general de Podemos y de la portavocía parlamentaria? [ ] Si, deben seguir. [ ] No, deben dimitir de la secretaría general y de la portavocía parlamentaria y dejar el acta de diputados. |
Antes de comenzar con los detalles, llama la atención la celeridad con la que los dirigentes de Podemos han decidido dar la palabra a los inscritos. Tanto si lo han hecho porque han visto la oportunidad de consolidar el liderazgo de la pareja, como si se trata de una respuesta ante las críticas recibidas, tal y como mayormente han declarado, es evidente que se trata de una decisión impulsiva. Recordaremos entonces el consenso general sobre la inconveniencia de “legislar en caliente”.
Tras esta consulta, y tras declaraciones como las de Irene afirmando que compraban la vivienda para vivir y no para especular, como si hubieran renunciado en las escrituras a su derecho a venderla por el mayor precio posible y cuando les interese, es muy probable que en el futuro vuelvan a tomar decisiones que les harán ser de nuevo incoherentes, tal como les ha ocurrido ahora en relación con las pomposas declaraciones realizadas en el pasado, por ejemplo contra los políticos que se compraban áticos de 600.000€.
Yendo al texto, resulta que la pregunta pide a los inscritos una decisión sobre si Pablo e Irene deben seguir, respectivamente, en los cargos de secretario general y portavoz parlamentaria.
La respuesta afirmativa se corresponde perfectamente con la pregunta, es decir, “Si, deben seguir” significa, sin la menor duda, que ambos deben seguir en ambos cargos.
En cambio, la respuesta negativa, la que es de suponer que Pablo e Irene no desean que triunfe, añade un mayor “castigo”: además de obligarles a dejar los cargos internos del partido, implicará también el abandono de los escaños en el Congreso, y no resulta necesario detallar aquí las consecuencias, incluso para la economía de la pareja, que tal “castigo” supondría. A nadie se le escapa que, aunque perdieran sus respectivos liderazgos, podrían seguir siendo diputados como los demás.
Es muy probable que haya muchos votantes a quienes esto les parezca bien, pero no obligarles a dejar sus escaños. Con una respuesta más proporcional, aunque crítica, a la gestión de la pareja con lo de su chalet seguramente se podría conseguir una participación más alta, lo que proporcionaría mayor credibilidad a la iniciativa. Parece que han preferido sacrificar esa bondad a cambio de ejercer mayor presión psicológica sobre los que deseen responder NO.
Por tanto, dada la confusión que implica el hecho de que en un cuestionario una de las respuestas no se corresponda exactamente con la pregunta a la que está vinculada, la dirección de Podemos debería anular todas las actuaciones, solucionar las deficiencias y comenzar de nuevo desde cero. Muchos dirigentes de Podemos son profesores universitarios y saben perfectamente que su magisterio no saldría indemne de las críticas de unos alumnos a quienes entregaran una batería de preguntas con errores como este.
Además, no es posible que se trate de un error. Al margen de que en algún medio haya aparecido una versión de la respuesta negativa sin la coletilla de los escaños, es inimaginable que el texto de la consulta no haya sido revisado por bastantes dirigentes de Podemos antes de publicarlo. Sí podría ocurrir, y de hecho algo se ha escrito al respecto, que haya sido redactado por Iglesias/Montero y, aunque lo hayan enseñado al resto de líderes, ninguno de ellos se haya atrevido a proponer el menor cambio al borrador deseado de una pareja ofendida por la avalancha de críticas. Y poderosa.
Hay que tener en cuenta que mientras las dos primeras dimisiones, que se derivarían de un hipotético triunfo del NO, la de la secretaría general y la portavocía parlamentaria, corresponden al ámbito interno de Podemos en exclusiva, el escaño se consigue tras unas urnas en las que participa todo el censo electoral, donde votan muchas más personas que las convocadas a esta consulta interna. Además, la ley establece que el único “propietario” de un escaño es el diputado o la diputada titular del mismo.
Es atrevido imaginar la intención que pueda esconder la exigencia del abandono del escaño por parte de Iglesias y Montero en caso de derrota, pero de lo que no puede caber la menor duda es de que cada votante llamado a la consulta sabe que, si lo que le pide su conciencia es expresar su rechazo a la continuidad de la pareja en los dos puestos más relevantes de Podemos, ello implicará también una pena mucho mayor para ambos, por injusta y discriminatoria, pues no consta que a ningún otro diputado/a de Podemos se le haya vigilado por lo que haya hecho con su dinero o con su capacidad de endeudamiento.
Otra maniobra inaceptable es que la consulta obligue a votar en bloque y lo mismo a favor o en contra de Iglesias y de Montero. Muchos inscritos pueden tener opiniones diferenciadas, y en algunos casos hasta informaciones veraces sobre responsabilidad distinta en la una y en el otro sobre la decisión de adquirir el chalet. Por tanto, solo sería justo un diseño de pregunta/respuesta en el que cada inscrito pudiera sentenciar por separado sobre Irene y sobre Pablo.
Para ir terminando, el nerviosismo que debe reinar en el núcleo de dirección debe ser tal que, en esta ocasión, hasta se han olvidado de utilizar las normas de género en el texto. En este punto hay que significar también que, en relación con los detalles de la consulta, no es posible esta vez culpabilizar ni al IBEX 35 ni a los medios de comunicación a sus órdenes. Lo bueno y lo malo de la misma corresponderá en exclusiva a los responsables de Podemos, comenzando por la pareja protagonista.
Es un clásico, certificado por notorios ejemplos a lo largo de la historia, el hecho de que desde el poder solo se convocan referéndums para ganarlos, y que es en el redactado de la pregunta y sus opciones de respuesta como consiguen la mitad del triunfo que buscan, sobre todo si no se tiene la decencia de obligarse a un porcentaje de participación digno, que no debería ser inferior al 50%, para sentirse respaldado y no dimitir automáticamente, sea cual sea el porcentaje de respuestas afirmativas.
Demasiadas sospechas flotan sobre la gestión de esta crisis interna en Podemos como para pensar que los responsables directos y sus colaboradores están actuando de buena fe. Algunos medios digitales han colocado su propio sondeo, y los porcentajes hacen pensar en una victoria pírrica de Iglesias/Montero.
Lo que sí han conseguido es crispar el ambiente en Internet. Por ejemplo, la defensa resumida de los argumentos aquí expuestos en el foro de la noticia de un digital de relevancia por parte de quien esto suscribe ha merecido la siguiente respuesta:
“TU ERES GILIPOLLAS Y NO LO SABES. Primero que ellos tienen otras fuentes de ingresos y segundo que no somos tan imbéciles como tú para sentirnos culpables de nada”.
No estaría de más que, por una vez, la dirección de Podemos pusiera urnas físicas para la consulta. Además de garantizar el secreto del voto con mayor seguridad, daría la ocasión a los miles de inscritos que, al contrario del autor que no es “tan imbécil”, están deseando decir cuatro cosas a sus dirigentes por no dejar de mirarse al ombligo.