Unos trabajadores forestales escucharon los ladridos del perro y avisaron al refugio. Olga, su directora se acercó hasta la zona para tratar de encontrar al can, una búsqueda algo complicada ya que si se seguía el camino el perro no ladraba y por lo tanto no se le podía localizar.
Con el Pit Bull ya localizado, el animal se encontraba en una zona boscosa y en la que hay mucha maleza. En un primer momento, y ante la forma de actuar del perro, se dudó si se había quedado enganchado con la correa o alguien lo había dejado allí abandonado y atado. Ante el estado del perro, la directora decidió ir en busca de ayuda, comida y correas.
Al regresar al lugar donde se encontraba el Pit Bull, los presentes se dieron cuenta de que el perro estaba atado con un collar de ahogo por lo que su capacidad de movimiento era muy reducida.
Tras hidratarlo y alimentarlo, lograron liberarlo y llevarlo al refugio Amics dels Animals d'Esporles donde le dieron nuevamente de comer y beber y jugaron con él.