Deportes
Tiempo de lectura: 4 minutos

Todo lo que siempre quiso saber sobre el IRPF y nunca se atrevió a preguntar

,

¿Nunca te has preguntado por qué hay que hacer la declaración de la renta, o por qué es importante? O bien, ¿para qué sirve hacerla, y si yo también soy uno de los que estoy obligado a hacerla?

El IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas) es un impuesto que tenemos que pagar todos los ciudadanos por la obtención de ingresos, bien sean obtenidos por cuenta ajena (los asalariados), por cuenta propia (autónomos, empresarios, profesiones liberales, etcétera…), por plusvalías obtenidas de su patrimonio (venta de una vivienda), prestaciones públicas (prestación por desempleo o jubilación), por rentas del capital, etc.

Este impuesto grava la suma de todos los ingresos obtenidos durante el ejercicio anterior, aplicando un porcentaje de forma progresiva a la renta, cuyo resultado es lo que se llama cuota íntegra. Después de aplicarle dicho gravamen se le restan una serie de deducciones por ciertos conceptos, como tener hijos o haber realizado inversión en primera vivienda. Este importe, una vez aplicadas estas deducciones, es lo que se llama la cuota líquida, que será el importe anual final que se pagará en concepto de IRPF.

CÓMO SE ABONA EL IRFP

Una particularidad de este impuesto es que no se paga de golpe. Cada mes, nuestra empresa nos retiene una parte de nuestro sueldo en varios conceptos, como hacienda, seguridad social, desempleo o jubilación. La parte de hacienda es la que se destina a pagar la cuota mensual que corresponde de IRPF. De la misma manera, cuando recibimos los intereses de un depósito bancario, o las plusvalías de inversiones de la bolsa, el banco nos descuenta directamente la cantidad correspondiente.

De todos modos, no todos los ingresos se descuentan directamente. Si, por ejemplo, tenemos una vivienda alquilada, recibiremos mes a mes la cantidad íntegra que nos tenga que pagar nuestro inquilino, pero esto es otro ingreso y por tanto tenemos que declararlo, aunque este concepto también puede disfrutar de alguna deducción en la renta.

Análogamente, el banco o la empresa en la que trabajamos por cuenta ajena no tienen por qué saber si hemos invertido en una vivienda, tenemos hijos o hemos abierto un plan de pensiones; es decir, no se aplican las deducciones directamente.

LA DECLARACIÓN DE LA RENTA

Para regularizar toda esta situación existe la declaración de la renta. Si hemos tenido más ingresos de los que Hacienda tiene registrados, tendremos que pagar una cantidad mayor. Si, por el contrario, solo tenemos que aplicar las deducciones, o el importe de estas deducciones son mayores que los ingresos no registrados, hacienda nos tendrá que devolver dinero. Es aquí cuando comúnmente decimos: "La declaración me ha salido a devolver".

La declaración de la renta es un trámite administrativo muy importante que todos, como ciudadanos que somos y por tanto contribuyentes a las arcas públicas, tenemos que pasar cada año. En algunos casos, nos dará alguna alegría; en otros, más de un disgusto.

ORÍGENES DEL IMPUESTO SOBRE LA RENTA

En efecto, desde su implantación oficial en Gran Bretaña en 1799, el impuesto sobre la renta fue durante casi dos siglos una fuente de ingreso extraordinario para sufragar gastos bélicos o mitigar tensiones sociales, ya fuese en forma directa como instrumento de redistribución del ingreso, o de manera indirecta por el financiamiento del gasto público en tiempos de emergencia social. Incluso sus últimas arquitecturas de fines del siglo XX, el impuesto dual y el uniforme, obedecieron a la necesidad de pugnar por el ahorro y la inversión en una economía globalizada cada vez más competitiva.

El impuesto sobre la renta fue establecido en el año 1798 por el primer ministro inglés William Pitt, con el fin de obtener los fondos para hacer la guerra contra Francia, y se abolió en el año 1816. Tras diferentes modificaciones, los diferentes países fueron aplicándolo. Llegó a España en el año 1900, bajo el sistema de imposición directa sobre la renta, especialmente aplicable a las sociedades.

El impuesto a la renta –en rigor, el sistema impositivo que grava la renta– ha evolucionado en su estructura como ningún otro, adaptándose a los cambios del comercio y las finanzas internacionales, los diferentes niveles de desarrollo económico e institucional, las condiciones político-culturales y los avances tecnológicos en materia de administración, así como a los diferentes modelos de política fiscal. Esta flexibilidad compleja le ha permitido ser el mayor recaudador de la historia durante el período de mayor crecimiento de la recaudación, el siglo XX. El impuesto sobre la renta fue fruto de la guerra y la tensión social, a diferencia del impuesto al valor agregado (IVA), instrumento de comercio eficiente y justo que fue impulsado por una comunidad europea (continental) primigenia que pensaba que la integración económica traería la paz después de un milenio de conflictos.

 

Actualizado: 4 de abril de 2018 , , , ,

Noticias relacionadas

Comentarios

No hay comentarios

Enviar un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este formulario recopila tu nombre, tu correo electrónico y el contenido para que podamos realizar un seguimiento de los comentarios dejados en la web. Para más información, revisa nuestra política de privacidad, donde encontrarás más información sobre dónde, cómo y por qué almacenamos tus datos.

magnifiercrossmenuchevron-down
linkedin facebook pinterest youtube rss twitter instagram facebook-blank rss-blank linkedin-blank pinterest youtube twitter instagram