Hace tan solo dos años, tuve la oportunidad de entrevistar al director de mi antiguo instituto. Fue una conversación muy enriquecedora, en el más estricto sentido de la palabra. Mientras el entrevistado respondía siempre en mallorquín, el periodista formulaba cada una de sus preguntas en castellano. Se trataron muchos temas candentes del mundo educativo, como el bullying, la importancia de los deberes o leyes educativas tan polémicas como el TIL o la LOMCE. Antoni no dudó en ningún momento en mostrar su espíritu más crítico en cada una de las preguntas que le hacía, pero el tema más complicado para él (y creo que para cualquier docente de las islas) era el índice de abandono escolar que presentaba Baleares. Y es que en los últimos años, la comunidad balear se ha convertido en la comunidad autónoma de España con la tasa más alta de abandono escolar. Mientras en España la media estatal de fracaso escolar es del 18,9%, en Baleares la cifra llega hasta el 26,6%.
Para nuestros políticos siempre será más fácil hablar de “adoctrinamiento sí” o “adoctrinamiento no”, ya que en nuestro país la lengua siempre se ha utilizado como elemento de enfrentamiento, y no de concordia. Nuestros representantes públicos saben que cuando se habla de adoctrinamiento se ganan o se pierden votos. En cambio, decir que cada vez hay menos baleares jóvenes estudiando no es plato de buen gusto para ningún partido político. Y lo grave es que a nuestros políticos, tanto de Baleares como del conjunto de España, parece que les importa más el supuesto adoctrinamiento de las aulas que el hecho de que cada vez haya menos jóvenes escolarizados. Aunque es cierto que en España se ha reducido ligeramente el fracaso escolar en este último año, las cifras siguen siendo bastante alarmantes. De hecho, solo existe un país en toda la UE, Malta, que supera las cifras de abandono escolar de nuestro país.
Recuerdo que al finalizar la entrevista con Antoni, intenté que me explicara con más concisión el porqué de esa tasa tan desproporcionada de abandono escolar que presentaba Baleares. El director del Mossén Alcover me indicó que el factor principal de ese desnivel que presentaba la comunidad balear con la media española era el turismo masivo que recibe Baleares (sobre todo en estos últimos años), ya que es todo un aliciente para todos los alumnos desmotivados, que buscan una salida laboral fácil y rápida.
Pero más allá del turismo masivo o de la juventud de nuestra democracia, el principal motivo del fracaso escolar de nuestra comunidad y de nuestro país es la falta de interés de nuestros políticos por dicha materia. En estas últimas décadas se han ido pasando la patata caliente de la educación con distintas leyes educativas, leyes totalmente partidistas, que nunca han mirado por el interés general de la ciudadanía. Solo hace falta observar los últimos presupuestos del Gobierno de Rajoy, donde solo se ha destinado un 4% del PIB a la educación.
Es cierto que siempre van a ser necesarios los policías, los bomberos o los fontaneros, profesiones que no requieren ningún título universitario pero que son tan útiles en nuestra sociedad como un periodista, un médico o un abogado. Pero también es cierto que si queremos tener una ciudadanía más informada, culta y autoconsciente en nuestra sociedad, siempre será necesario mejorar nuestros niveles educativos. Por eso se hace necesario priorizar en temas verdaderamente importantes como este y dejar atrás asuntos que solo nos enfrentan y que no aportan nada al bagaje educativo de nuestros jóvenes.
