Según explican, la empresa concesionaria no tiene "ninguna motivación" por hacer un seguimiento de la manutención de las instalaciones, como tampoco de ahorrar agua y energía porque esos gastos "corren a cargo del IB-Salut". De esta manera, constatan que el servicio público que proporciona el IB- Salut "no tiene una visión suficiente para realizar un seguimiento adecuado ni para sancionar a la empresa concesionaria", ya que no existe un canal establecido para que se haga un seguimiento de otras áreas "aparte de la sanitaria".
"Quien ha de velar por el funcionamiento de las instalaciones es la concesionaria, pero como el consumo lo paga el sector público, no existe una motivación real para que lo hagan", argumentan. Las deducciones de quienes denuncian esta situación de "dejadez" llevan a pensar que "existe un problema de instalación y, a pesar de que las placas son de buena calidad, las juntas no lo son y por eso hay pérdidas de agua". Y es que los fallos, que se solucionan temporalmente, vuelven a aparecer "cada quince días".
