Los cuadros de Guillem Nadal (Sant Llorenç des Cardessar, 1957) adquieren consistencia de escultura y su pintura toma el aspecto de la materia prima. Porque la materia -la pintura matérica- es una constante en su trabajo, como también lo son el blanco y el negro, en sus relatos de paisaje. Paisaje de interior, de isla, de migración.
Guillem Nadal siente fascinación por los códigos secretos que rigen la Naturaleza y así lo expresa en su obra. Quizá en esa empatía con el paisaje, transformado mediante leves gestos, esté enraizado el comportamiento ecologista de un artista al que preocupa, o al menos interesa artísticamente hablando, el aspecto más ancestral y telúrico de la naturaleza, el que hace alusión a la tierra, al suelo y sus composiciones, colores, formas…