En Reino Unido, el Brexit seguirá marcando el devenir de su economía, ya que el proceso de desconexión de la UE sigue sin estar definido. Ante esta circunstancia, las perspectivas de crecimiento para esta región son menos alentadoras que para el resto de Europa. El aumento de la inflación pesará en los ingresos reales de los consumidores, al tiempo que la inversión seguirá castigada por la indefinición que envuelve todo el proceso de salida de la UE.
En el caso de la economía estadounidense, los fundamentales siguen apoyando su expansión. La demanda interna continuará dando soporte al crecimiento, así como el consumo privado y la inversión, que crecen a ritmos elevados, al tiempo que la tasa de paro se encuentra en mínimos. Aunque la economía se encuentra en una fase madura, desde Banca March no se aprecian señales de un incremento de los riesgos de recesión en el corto plazo.
Desde el punto de vista de la inflación, podrían darse repuntes de la mano de un mayor dinamismo económico y de los precios de las materias primas, pero será dentro de niveles contenidos y sin derivar en un riesgo inflacionista relevante.
En términos generales, se espera un calendario político menos cargado para 2018 y con menor riesgo, que vendrá marcado fundamentalmente por las elecciones italianas del primer trimestre y las elecciones legislativas en Estados Unidos a finales de año. Adicionalmente, las negociaciones entre Reino Unido y la Eurozona por el Brexit y, en el caso de Estados Unidos, por el tratado NAFTA, podrían suponer riesgos para el crecimiento y el comercio mundiales.