Esta circunstancia no hace más que trasladar la presión de los grandes inversores y del gran comercio a otro lugar puesto que se constata que Palma ya está completamente saturada.
La asociación del pequeño comercio ve el plan director con buenos ojos en líneas generales pero asegura que es claramente mejorable en algunos aspectos. Por este motivo anuncia que presentará alegaciones.
En este sentido, también se considera que se traslada a los municipios buenaparte de la responsabilidad puesto que serán estas instituciones, más allá de los límites impuestos los que podrán restringir determinados usos y evitar aglomeraciones comerciales.
A su vez, y en paralelo, pedirá reuniones con los alcaldes de los municipios de Inca y Manacor para reclamarles que, cuando llegue la hora de adaptar sus planeamientos urbanísticos a la nueva norma sean más restrictivos e impidan nuevos centros comerciales en las periferias.
El presidente de Pimeco, Bernat Coll pide, en primer lugar, que el plan se apruebe este diciembre tal y como se ha anunciado para paralizar posibles nuevos proyectos.
Coll insiste en que “el plan tiene que defender por encima de todo el modelo de comercio de proximidad, mediterráneo que prioriza los centros urbanos por encima de los nuevos equipamientos y que proteja el consumo de territorio y de recursos. Un modelo que permite grandes centros comerciales donde no existen no es nuestro modelo. La propuesta presentada está en la buena dirección pero necesita algunos retoques importantes”.
