Si alguno de nuestros consellers es realmente importante, ese es usted. Sin despreciar a los otros, ninguno tiene en sus manos la responsabilidad del futuro, de conseguir el mejor futuro posible para nuestra comunidad. No tendremos una mejor sanidad, ni unos mejores servicios sociales, ni unas mejores comunicaciones, ni una mejor agricultura, ni una mejor financiación, ni un mejor turismo sino tenemos una mejor educación. Una mejor educación para que nuestros hijos e hijas sean personas de provecho, buenos ciudadanos. Y es que todo lo demás depende simple y exclusivamente de eso: de que en el futuro las Illes Balears tengamos los mejores ciudadanos posibles.
Además de la implicación en la consecución de este objetivo de los padres y las madres, de toda la familia de nuestros hijos, evidentemente lo que pasa cada día en las escuelas, colegios y institutos de Baleares es fundamental para alcanzar el éxito social colectivo que todos deseamos y que, por encima de todo, necesitamos. Y lo que pasa en los centros educativos es responsabilidad de usted, señor March.
¿Cuáles son las verdaderas prioridades del Govern que preside Francina Armengol? En ocasiones creemos ver cierta confusión en estos objetivos. Y decimos confusión para no acusar directamente al equipo de consellers de la presidenta de luchar a brazo partido cada uno por su lado para obtener el máximo rédito de los presupuestos autonómicos para sus pequeños reinos de Taifas, para sus departamentos, para el lucimiento personal político al que aspiran, para colocar a los compañeros y amigos y, lamentablemente también, para hacer favores a los que les han ayudado a estar cómodamente sentados en las poltronas del poder.
Como siempre que nos gobierna un pacto, el egoísta proceso que anualmente se repite a la hora de repartir los fondos públicos acaba desviando los esfuerzos fiscales de los ciudadanos a aquello que realmente no es importante, a contentar estómagos agradecidos, a colocar con sueldos magníficos a decenas de asesores y a contratar con dinero público a amiguitos y compinches de partido.
Señor Martí March:
Las prioridades de su Govern, y de todos los gobiernos del mundo mundial, son estas tres: la educación, la salud y los servicios sociales. Todo lo demás está por detrás de este trío de elementos fundamentales imprescindibles para conseguir una vida digna y una sociedad feliz.
Y la primera de estas prioridades, ya lo ha visto usted, es la educación.
El Govern en el que usted se desenvuelve en estos momentos tiene una oportunidad histórica para dar el salto definitivo hacia la consecución de una legítima aspiración social: optar a la excelencia educativa. El camino sería largo, seguro. Pero alguna vez hay que comenzar a recorrerlo. Y ahora es el mejor momento para emprender este ilusionante trayecto.
¿Por qué ahora es el mejor momento para empezar a recorrer el camino de la excelencia educativa? Porque, señor March, ahora al fin la sociedad balear ya ha asumido que no hay ningún futuro posible sin una buena educación y todo ello también con la unanimidad de que es imperiosamente evidente que debe ser con un sistema de enseñanza absolutamente despolitizado. Nunca ningún otro anterior conseller d’Educació de nuestra comunidad tuvo esta oportunidad.
Y tampoco ningún otro pudo ni siquiera soñar que los presupuestos generales de la comunidad estarían en disposición de adjudicarle una cantidad de millones de euros adecuada para, como decíamos, emprender con garantías el largo camino hacia la excelencia educativa.
La cifra que plasma todo ello es fácil de recordar: 1.000 millones de euros.
Se los han reclamado por unanimidad todos los sectores profesionales y sociales implicados en la educación, con el apoyo explícito de las asociaciones cívicas, profesionales, empresariales y sindicales.
1.000 millones de euros para algunos les parecerá exorbitado, pero seguramente opinarán eso al ser desconocedores de las verdaderas cuentas que va a mover su Govern en 2018. Más de 4.000 millones de euros de gasto total y 450 millones de euros más que el año pasado son cifras que enmarcan la posibilidad real de, por fin, optar a poner en marcha la excelencia educativa.
Por tanto, ¿cuál es el problema? Uno solo: ustedes mismos, señor conseller. Ustedes mismos, el Govern, si no son capaces de destinar a la enseñanza la cantidad de millones de los Pressupostos Generals de la Comunitat Autònoma de les Illes Balears 2018 que verdaderamente necesita para que dejemos de estar a la cola de España y de Europa en calidad educativa. Y, simplemente, permítanos aquí recordarle que en Baleares es donde los jóvenes abandonan más anticipadamente sus estudios y la comunidad con mayor fracaso escolar.
Señor conseller March: plántese, póngase firme, convenza y amenace si es necesario, pero consiga que la Conselleria d’Educació, su conselleria, consiga 1.000 millones de euros para invertir en el futuro de nuestra comunidad.
No se escude patéticamente en el reparto equitativo y en las necesidades de otros consellers. Sea valiente y plante cara a su presidenta. Consiga lo que toda la sociedad balear le reclama. Da igual si Francina Armengol deja de sonreírle. Eso no importa. Lo que importa es que ahora que el Govern dispone, al fin, de los fondos económicos que siempre habíamos necesitado, ahora que los tenemos los invirtamos en educación.
Señor March, no piense en su futuro político personal sino en el futuro de la sociedad. No se aferre a la poltrona y evite, por ello, enemistarse con sus compañeros y su presidenta. Aférrese a la necesidad de otorgar una oportunidad a las Illes Balears consiguiendo una educación de acuerdo a nuestro proyecto colectivo de futuro. Sea egoísta, conseller. Sea egoísta no pensando únicamente en su bienestar personal sino en el futuro de nuestra comunidad.