En una entrevista a Le Figaro, Puigdemont ha avisado: "Una inmensa mayoría del pueblo catalán quiere votar. Suspendiéndome o expulsándome de mi despacho, Madrid no va a anular esta voluntad. No existe un poder suficientemente fuerte para cerrar el gran colegio electoral que será Catalunya el 1 de octubre".
Puigdemont ha afirmado: "No renunciaremos al referéndum aunque lo prohíba el Tribunal Constitucional" y ha asegurado que ignorarán al TC si suspende la ley del referéndum.
"Nuestro compromiso con el pueblo y con el Parlament es claro: debemos resolver nuestras reivindicaciones en las urnas. Ninguna suspensión, ninguna amenaza podrá impedir que los catalanes decidan su futuro de manera democrática", ha advertido.
Ha admitido que una "participación ridícula equivaldría a perder el referéndum", y ha asegurado que durante la organización de esta consulta el Govern y los ayuntamientos mantendrán una neutralidad escrupulosa sometida a un control de los observadores internacionales. "El Govern no hará campaña en favor de la independencia", ha asegurado al preguntársele por la neutralidad del escrutinio.
Sobre la remodelación de su gobierno, ha explicado que la salida de tres consellers en las últimas semanas no tiene nada que ver con el referéndum del 1-O: "Todos me han manifestado su apoyo en este tema. Respeto sus decisiones personales".
Puigdemont ha explicado que si el 'sí' a la independencia gana el 1 de octubre, 48 horas después de la proclamación de los resultados -que puede prolongarse entre una semana y diez días- explicarán que Catalunya "se transforma en un Estado independiente" y abrirán un periodo de transición que culminará con unas elecciones constituyentes, la redacción de una Constitución y su ratificación por un referéndum. "Catalunya empezará a actuar como estado independiente, pero no lo será de derecho hasta que esta transición culmine", ha expresado.