Pero cuidado: este anodino cacharro podría originar un auténtico desastre si tienes la costumbre de comer en verano en el porche, en la terraza o cerca de una ventana. Esto es lo que le pasó a un cliente sueco que contó su experiencia en las redes y ha desatado una tormenta de reacciones.
Todo empezó con un post en Facebook donde un hombre explicaba que, al rato de haber dejado un bol con uvas en la ventana al sol, empezó a oler a quemado y se dio cuenta de que sus uvas estaban ardiendo. Perplejo, examinó el recipiente y se dio cuenta de que había un punto especialmente luminoso donde se había originado el fuego.
Enseguida varios usuarios se han lanzado a reproducir la experiencia con diversos objetos y han constatado que, efectivamente, es muy sencillo hacer arder papeles y otros objetos solamente colocando el bol metálico al sol.
La explicación es sencilla: nuestro peligroso objeto tiene una forma parabólica, lo que significa que cuando los rayos del sol se reflejan, hay un punto donde todos convergen. Si sostienes un objeto en ese punto exacto, los rayos se concentran lo suficiente como para elevar la temperatura de dicho objeto hasta el punto de que empiece a arder.
Este efecto de los rayos del sol concentrados se conoce desde bien antiguo: de hecho, es el mismo método utilizado desde los tiempos de la Antigua Grecia para encender la antorcha olímpica con un espejo parabólico. Sin embargo, parece que ninguno de los cerebros de IKEA lo tuvo en cuenta a la hora de diseñar este producto.
Pese a la alarma generada y al potencial riesgo de incendio, el gigante sueco no tiene pensado retirar el producto de sus estanterías, pues considera que el riesgo de incendio es bajo y que la propia forma del bol evitaría que el fuego se extendiera. En cualquier caso… ¡no intenten esto en sus casas!