El depósito Milà II fue inaugurado hace menos de cinco años y debería haber estado en funcionamiento durante varias décadas, según previsiones del proyecto inicial. Nada más lejos de la realidad.
El objetivo del mismo era ir acumulando los desechos de toda la isla de Menorca que no fueran desviados al proceso de reciclaje y reutilización. Se calculó que una vez separados maderas, envases, vidrio, metales, papel, ropa y otros productos susceptibles de una segunda vida, la basura que acabaría en Milà II sería mínima. Craso error.
No tan solo se depositaron en Milà II durante algún tiempo todas las basuras sin distinción de la isla sino que, además, muy pronto se descubrió que estaba mal construido y se producían filtraciones de líquidos contaminantes en el inmediato parque natural de s’Albufera des Grau.
Este hecho, calificado de “muy grave” por organizaciones ecologistas, dio pie a investigaciones de la propia Unión Europea, que había financiado las obras y sospechaba de una mala utilización de los fondos comunitarios.
Ahora, cuatro años después de descubrirse el desaguisado y cinco proyectos presentados y rechazados, la Direcció General de Qualitat Ambiental i Residus de la Conselleria de Medi Ambient del Govern balear ha aprobado gastar 4.825.996,27 euros en clausurar definitivamente y sellar el depósito de basuras Milà II.
El informe del Govern balear –tras reconocer que Milà II produce emisiones contaminantes en la atmósfera, impacto visual negativo y vertido de aguas negras en el parque natural–, ordena que se selle definitivamente el vertedero.
Eso sí, deja en el aire su futura ampliación con otros nuevos depósitos de basura, con lo que el impacto de Milà sobrevolará amenazante en Menorca, junto al parque natural más importante de la isla y en un entorno privilegiado que está en constante peligro de grave contaminación.
