En sus calificaciones, el fiscal Juan Carrau mantiene las acusaciones principales y sostiene que los hechos constituyen un delito de estafa e insolvencia punible. Con todo, ha añadido una calificación subsidiaria en la que pide al Tribunal que si no se considera probada la estafa sí se aprecie el delito de insolvencia punible y se castigue con tres años de prisión y 81.000 euros de multa.
Un ex directivo de Clesa que ha declarado este viernes como testigo en el juicio contra los hermanos Ruiz-Mateos por la presunta estafa en la compra de dos hoteles ha asegurado que Álvaro Ruiz-Mateos era el administrador único "pero no ejercía" y que su labor se limitaba a "abrir puertas" por sus contactos con otras empresas. "Le veían la cara y ya está", ha dicho el testigo.
El ex directivo ha mantenido que fue José María Ruiz-Mateos padre quien decidió que Álvaro firmase la operación y que el hijo iba "sólo a acompañar". Además, ha defendido que Clesa tenía "solvencia suficiente" para hacer frente a la operación.