El alcalde Hila y Neus Truyol, concejal y presidenta de la empresa, se han mostrado entusiasmados con la potente campaña de marketing que va a desarrollar Emaya con una película inspirada en la exitosa película La, la, land, cuyo subtítulo por cierto es “La ciudad de las estrellas”. Poco tiene que ver Hollywood con el día a día de la limpieza de Palma. Antes de embarcarse en el dispendio de tan costosa campaña, por mucho que la financie una empresa como Ecoembes, el alcalde y su concejal deberían haberse dado una vuelta por el barrio de Pere Garau. Es solo un ejemplo. Hay muchos más. Aceras sucias hasta la obscenidad, contenedores desbordados de basura hasta el punto de impedir durante días el paso de los peatones por aceras que ya de por sí dificultan el cruce de dos personas, y algunos otros detalles relativos a pestilencias varias dibujan un escenario en el que el peatón se ve obligado a correr el riesgo de circular por la calzada. De puro asco.
En estricto cumplimiento de la ley de Murphy el estreno cinematográfico de Emaya ha coincidido con la información acerca del cierre por deficiencias del local de la calle Pursiana que utilizaba la cincuentena de trabajadores de la empresa municipal que presta sus servicios en la zona y que ahora está en la calle, sin matices. Aunque caigan chuzos de punta.
Si antes de promocionar un vídeo como el de los contenedores la, la, land, alcalde y concejal hubieran salido unos instantes de sus sin duda cómodos despachos para dar un paseo más allá de las Avenidas se habrían evitado el bochorno de pretender colar una realidad que sólo existe en su imaginación. Y ahora en el cine. Dice el diccionario de la Real Academia del término cinismo, en su primera acepción: Desvergüenza en el mentir o en la defensa y prácticas de acciones o doctrinas vituperables.