Los establecimientos se tienen que derribar, por parte del consistorio de Campos, para ajustarse a la normativa estatal, según ha indicado la Conselleria en un comunicado.
Una vez estudiadas las posibles afecciones a los espacios de relevancia ambiental que causaría la demolición, se ha previsto el derribo de los chiringuitos elemento a elemento y con maquinaria de talla reducida, que no provoca ruidos ni vibraciones, y la generación de 747,85 toneladas de diferentes tipos de residuos que serán transportados y gestionados fuera del espacio de relevancia ambiental.
Así, una vez derribados los espacios libres y explanadas se tendrán que restaurar a su estado anterior a la construcción y el material destinado a restaurar las superficies de terreno natural solo podrá ser arena sin vegetación.
Por otra parte la Dirección General recomienda llevar a cabo las obras fuera de la época de reproducción de la mayor parte de aves silvestres (de marzo a junio) y en caso contrario se tendrán que aplicar las medidas preventivas específicas para la fauna ya previstas en el proyecto del Ayuntamiento de Campos, que estima unas tres semanas para llevar a cabo las tareas de demolición.