Castro y su grupo de amistades entraron en el hotel Silken Villa de Avilés, de cuatro estrellas, el pasado 30 de octubre. En ese mismo viaje se les vio juntos en la plaza del Fontán, en Oviedo, tal y como se puede ver en una fotografía publicada en esas fechas por el diario La Nueva España, bajo el título El juez Castro, del caso Nóos, de vacaciones en Asturias. En uno de sus paseos, un viandante le hizo una fotografía.
Según recoge EL ESPAÑOL, Castro admite que él y la persona investigada son “íntimos amigos” desde hace años. El juez confirma que ambos pasaron juntos varios días en Asturias disfrutando de un permiso oficial obtenido por el magistrado y resta importancia al viaje. Según su versión, la instrucción de la causa en contra de su amigo empresario estuvo siempre en manos de los jueces de apoyo que ha tenido en su juzgado, destinados allí por la importante carga de trabajo.
Aun así Castro reconoce que sí tomo una decisión en el caso que afecta a su amigo. "Pero fue para favorecer al querellante y no al querellado", matiza. Tras la marcha de uno de los jueces sustitutos y ante la posibilidad de que el plazo de investigación se cerrase a los seis meses, declaró la causa de especial complejidad, para que pudiera seguir abierta. "El único auto que dicté fue para declarar la causa compleja para que los derechos del querellante no se vieran mermados”, asegura el magistrado, que se jubila a finales de este año, cuando cumpla los 72 años.
A Castro se le concedió un apoyo en el Juzgado de Instrucción número 3 de Palma de Mallorca, del que es titular, por la carga de trabajo que soportaba por la macrocausa de Palma Arena, con 25 piezas separadas, entre ellas la del caso Nóos, por la que recientemente se ha condenado al ex duque de Palma Iñaki Urdangarin. En esa misma causa, Castro sentó en el banquillo a la infanta Cristina de Borbón como cooperadora de dos delitos fiscales cometidos por su marido pero finalmente la Audiencia Provincial de Baleares la absolvió.
Castro defiende que han sido los jueces de apoyo de su Juzgado quienes han adoptado todas las decisiones y que su papel en la causa fue transitorio y meramente procesal. Solo tomó las riendas de forma pasiva para que el caso no se cerrara, a la espera de que llegara un nuevo juez. Y fue durante esa espera cuando Castro tuvo la causa en sus manos.
"No pueden recusarme porque nunca tuve responsabilidad en esa causa", alega a preguntas de este diario, y recuerda que el reparto de los casos en su Juzgado estaba pactado de antemano y acordado por la Sala de Gobierno de Palma, el órgano que coordina a los distintos jueces instructores. "Si me hubiera caído a mí el asunto, me hubiera abstenido y entonces el caso caería en el juez de apoyo. Es decir, lo que ha sucedido ahora", explica Castro.
Según el propio Castro, en un primer momento, los abogados del querellante intentaron apartarle de la causa por su amistad manifiesta con el investigado. Algo que no sucedió, ya que la jueza de apoyo hizo suyo el argumento que ahora esgrime el magistrado, y consideró que el titular del Juzgado nada tenía que ver con esta instrucción.
Según fuentes de caso, los querellantes pretenden ahora apartarle de nuevo, con el argumento de que entre la salida de la jueza de apoyo y la llegada del sustituto, Castro sí fue responsable de la causa y dejó de resolver las diligencias pendientes mientras entraba un nuevo instructor. Algo que el magistrado niega, al mantener tanto su independencia como la de sus compañeros.