La primera ventaja es que se puede entrar a vivir en él inmediatamente. Además, los pisos nuevos cuentan con un diseño más moderno y eficiente que los antiguos. Finalmente, el precio de tasación de la vivienda nueva es mayor que el de la usada, lo que facilita la financiación.
Entre las desventajas, destaca el precio, que no suele ser negociable y es más alto que el de uno de segunda mano. Por otra parte, puede no ser exactamente lo que uno está buscando, en cuanto a tamaño, ubicación, distribución o materiales.
Las principales ventajas son económicas. Para empezar, la relación ubicación-precio de compra suele ser mejor que en los pisos nuevos. Además, los pisos de segunda mano solo pagan alrededor del 7 % en concepto de Impuesto de Transmisiones Patrimoniales, mientras que los nuevos están gravados con un 10 % de IVA. Por lo que el precio puede ser negociable. Por otra parte, una vez reformado, el valor del piso se incrementa un 10 %.
Por lo que respecta a las desventajas, la primera es que obtener financiación para una reforma es más difícil que conseguirla para la compra. Además, el presupuesto se puede disparar, debido a los imprevistos.
- Si se necesita la vivienda inmediatamente, la necesidad de reformas puede ser un inconveniente.
- Si se busca un piso totalmente personalizado, el piso a reformar es la mejor opción.
- Para reformar un piso, hay que disponer de más recursos económicos que si solo se adquiere.