Desde la entrada en vigor del euro, según las cuentas de la Comisión Europea, los países del Viejo Continente han perdido unos 1.400 millones de euros en el proceso de fabricación. Motivo por el cual la Dirección General del Tesoro de España estudia eliminar la producción de esta moneda, tal y como han hecho otros países como Australia, Canadá o Suecia, que dejó de fabricar su propia calderilla ya en 1972.
Mientras que la producción de billetes corresponde al Banco de España, la fabricación de monedas es decisión de la Dirección General del Tesoro. Y, según informa OKDiario, ya en varias ocasiones se ha puesto sobre la mesa la posibilidad de cesar la producción de estas monedas, cuya producción es más cara que su valor, lo que queda fuera de toda lógica.
En caso de que se eliminaran estas monedas, los precios, obligatoriamente, deberían cambiar para adaptarse a la desaparición de la calderilla. Así, se procedería al denominado 'redondeo sueco' (Suecia fue el primer país en Europa en eliminar la calderilla), que consiste en redondear los precios al múltiplo de cinco más cercano, pero a la baja siempre.
La decisión sobre la desaparición total de estas monedas se tendría que tomar en el Banco Central Europeo; pero hay países, como han hecho Finlandia, Holanda y Bélgica, que ya hace un par de años que optaron por no producir más. Es decir, las monedas siguen en circulación, pero estos países no acuñan nuevas, no fabrican más.
Al fin y al cabo, cada país es el encargado de decidir qué valor acuñan cada año, y en qué volumen según las monedas que haya en circulación y según el Producto Interior Bruto del país.