A la orfandad ideológica del mayoritario centro derecha, en Baleares se añade el hecho de que ahora quieran recuperarlo y liderarlo una cuadrilla de cómplices en sus peores defectos, de intrigantes, de ventajistas, de trepas, de vocacionales del caciquismo y del pesebre público. Y, para colmo, espoleados en la sombra –como subrayó en su día Aguiló Mora- por “el cañellismo oligárquico y revanchista”. ¡Vaya panorama! Los mal llamados críticos ya se han alzado con el santo y la limosna.
Pero, lo han hecho –como los santeros de antaño- indebidamente. Nadie les ha otorgado todavía dicho encargo. Andan, desde hace mucho tiempo, agitando las aguas para eliminar cualquier contrincante. Han concitado medios de comunicación a su servicio. ¡No faltaba más! A través de ellos, siguen empeñados en desacreditar cualquier posible competidor. No respetan nada ni a nadie. Se han erigido en voceros exclusivos de lo que ha de ser y significar el PP.
Conviene que la sociedad sepa y conozca que, más allá de la negación sistemática del contrario, no ofrecen nada respetable y apetecible. Se mantienen en su ‘insoportable levedad’. Es muy claro que no van a cambiar su ADN, que no van a dar lo que no tienen, que no van a responder a lo que busca y quiere el sector más significativo del que fue mayoritario elector del PP. Todo se quedará en actitudes pueblerinas, en equidistancias y ambigüedades cómplices, en apoyo a la inmersión lingüística, en catalanismo camuflado, en zancadillismo disimulado, en reparto de alguna que otra prebenda. Y, pare de contar. No hay para más.
Cuando todo lo tenían bien atado, sorpresivamente les ha aparecido un sofoco amenazador. Ha bastado que Bauza haya enseñado la oreja para que hayan entrado poco menos que en trance de muerte. ¡Dónde queda su seguridad! ¿Tan poco confían en sus ideas y planteamientos? Desde su conocida debilidad, han perdido el dominio de la situación y han llamado a arrebato. Les han respondido ciertos medios y opinantes, que, en este caso, no mueven más adhesiones que las ya consabidas y por los motivos que todos conocemos. Felizmente, éstos no son los militantes electores. ¿Por qué les asusta tanto el debate ideológico abierto? ¿Por qué será que rehúyen la confrontación plural entre planteamientos diferentes? ¿Por qué propician, como método de mostrar las virtudes que dicen atesorar, la descalificación del contrario, descendiendo incluso a lo personal? ¡Háganselo mirar, por favor!
Aunque les dé urticaria, siempre es momento propicio para el debate ideológico. Éste debiera ser prioritario. ¿Por qué lo rehúyen tan abiertamente? Porque no toca o no es el momento, dicen. ¡Ja. ja, ja!
Podrían habérselo aplicado a ellos, que llevan ya más de un año intentando situar a su candidato. Déjense de personas y hablen del proyecto de futuro que tienen para Baleares. Lo demás sobra en este momento.
En cualquier caso, ahora –por si se les olvida- existe alternativa. ¡Ya lo creo! Aunque lo vean como un intruso, C’s garantiza valores muy queridos para una parte del electorado de centro derecha: no propicia –ni directa ni indirectamente- el catalanismo separatista, no apoya la inmersión lingüística y participa de un modelo educativo razonable. ¿Les parece poco? ¡Mucho menos ofrecen ustedes!
Cuando he tratado de representarme el espíritu que les anima, he recordado la expresión del maestro Correas: “Nunca más perro al molino”. ¡Ya estoy escarmentado!
