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La hora de la renovación

Parece que, por fin, ha sonado la campana de la renovación en el PP. ¡Ya era hora! El futuro Congreso nacional, a celebrar en febrero de 2017 en Madrid, debería responder a tan ineludible necesidad. Esperemos que, abierto a la militancia,  las oscuras nubes, que, por ahora, lo envuelven, se despejen y, de modo efectivo, se alumbre un PP renovado y más atractivo.

En ese marco general, el PP balear –que tanto tiempo lleva ‘meando fuera del tiesto’- tiene ante sí un auténtico reto. En realidad, el de toda la vida. Nunca resuelto y siempre causa, a la postre, de muchos de sus males. Si se atreviera a desoír a muchos de sus supuestos asesores mediáticos y a algunos ya viejos ‘padres de la patria’ (y demás corifeos interesados), entendería dónde le duele y cuál es la importancia de definir con claridad su proyecto político y su ideología. Esta cuestión me parece previa a enredarse en hipotéticos liderazgos, lanzados al ruedo precisamente para eludir lo principal: su definición ideológica.

Se ha acusado (y con toda razón) a sus actuales responsables de propiciar la cuadratura del círculo: “ser el PI o ser el PSM pero con las siglas del PP”. Esto es, ‘mimetizarse con sus enemigos’, como puso de relieve Álvaro Delgado, aceptar, como ideario, una especie de pragmatismo aldeano, plagado de mediocridad, al servicio, no abiertamente confesado pero real y eficaz,  de  intereses ajenos, que todos conocemos. Actitud proverbial  -con ciertos matices en el tiempo- en el PP desde sus mismos inicios, a partir del pésimo liderazgo del ‘amo’, que siempre –también ahora- ha estado mal metiendo y enredando las cosas. Hasta en eso de la corrupción, tan definidora del ADN del PP, marcó el camino a seguir. ¡Es aquí donde le duele!

Cuando se gestó el liderazgo de Bauzá, me permití la licencia de advertir a su competidor que se atreviese a ir por libre, que optase por definir un proyecto conservador y liberal, que se dejase de acoger en sus filas al  hipócrita ‘regionalismo’. Es más, le advertí que, en caso contrario, serían traicionados, como, por cierto, ocurrió. Sigo con mis pensamientos e ideas. El problema de la política balear reside en que, en ambas riberas, prima ‘la nostalgia del arado perdido’.

A mi entender, se necesita un PP más abierto, más universal y democrático, más en sintonía con los signos de los tiempos, más acogedor de cuantos nos visiten, más impulsor de la gente emprendedora, más amante y asegurador de una eficaz instrucción y capacitación futuras de nuestros hijos (objetivo prioritario e irrenunciable). Se necesita un PP que, en el marco anterior, no dude ni transija con medias tintas respecto al aprendizaje idiomático. No tiene que temer a los ‘camisas verdes’, imperantes gracias a su complicidad y claudicación en tiempos pasados. Se necesita un PP fuerte, con ideas claras, que no sea apoyo cómplice de aquello que rechaza su votante.

Todo esto y otras cosas más, pasan por una definición ideológica (un proyecto político), totalmente superadora del llamado ‘regionalismo’.

Este tiene ya suficientes cauces en el panorama político balear. Quienes estén en esa línea –legitima, por otra parte- ya saben cuál debería ser su ubicación. Pero mezclar churras con merinas sólo servirá –como ha ocurrido hasta ahora- para tener el enemigo en la propia casa, para tener que convivir con la división y el enfrentamiento, para disipar y debilitar la propia fortaleza, para enfadar al propio electorado, para facilitar, en definitiva, que el adversario político tenga una oportunidad de gobernabilidad. ¡No deberían olvidarlo!

Ya sé que este planteamiento molestará a tanto asesor áulico como, supuestamente, anida en su entorno. Pero, ¿qué importa? Ya se sabe lo que buscan y patrocinan. Ya se sabe que, si les interesa, abandonarán el barco y se abrazarán a la traición. Ejemplos los hay. Ya sé que este planteamiento será rechazado por muchos que, aunque supuestamente dicen haber militado en el PP, lo cierto es que, a la hora de la verdad, se han llamado andana y han exhibido un concepto utilitarista de la ética civil y religiosa. ¡Vaya gente ha llevado mi carro! Pero, ¿qué importa?

¡Vale más estar solo, que mal acompañado! ¿Se atreverán a dar el paso?

Me temo que no.

Actualizado: 14 de marzo de 2022 , , , , ,

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