En dos entrevistas simultáneas realizadas a Zoilo Muñoz, secretario general en Baleares de la Agrupación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), y Joan Miquel Perpinyà, periodista especializados en este ámbito, se concluye que la falsa denuncia surge de una grabación ilegal de una conversación mantenida en 2011 entre el propio coronel Barceló y uno o varios agentes de la propia Guardia Civil que estaban siendo investigados en ese momento por presuntamente haber propinado una paliza a dos turistas británicos detenidos en el cuartelillo de Palmanova.
El coronel Barceló, en un ámbito coloquial, recordaba que los guardias en ocasiones se ven obligados a utilizar la fuerza para reducir a detenidos especialmente violentos, que atentan contra la integridad de los propios agentes o de la ciudadanía. Ámbitos en los que, evidentemente, el recurso a la fuerza está plenamente justificado.
La conversación filtrada ha querido dar a entender que Barceló defendía la utilización indiscriminada de la violencia en el ejercicio de las funciones policiales. Nada más lejos de la realidad. Barceló reconocía que en ocasiones excepcionales hay que utilizar métodos expeditivos, pero precisamente en el caso de Palmanova no eran esas las circunstancias que acontecieron y que, por todo ello, el ahora coronel exigió en su momento una investigación en profundidad y que se aplicaran con todo rigor las medidas disciplinarias que el caso exigía.
Las razones oscuras de la filtración de la conversación se entienden de manera aún más diáfana cuando, según las investigaciones que se están llevando sobre este asunto por parte de agentes de la propia Guardia Civil, se concluye que el presunto autor de la conversación ilegal es un agente que fue denunciado y juzgado en su momento por agredir a los dos británicos en Palmanova. Y es que en ese momento el coronel Jaime Barceló no quiso hacer la vista gorda sobre el caso y exigió una investigación diáfana sobre todo lo acontecido, negándose a tapar la realidad de los hecho y a encubrir al agente violento.
Presuntamente, ha sido ese mismo agente o alguien cercano a él el que, según los primeros datos de la investigación interna de la Guardia civil, ha querido vengarse del coronel Barceló filtrando una conversación ilegal del año 2011 para esparcir la sospecha sobre el jefe de la Guardia Civil de Baleares. Precisamente, el mismo jefe que estuvo radicalmente contra la violencia contra los detenidos.
