Fue testigo de la primavera árabe en la plaza Tahir de El Cairo en Egipto — «no me pegaron dos tiros de milagro, me preguntaba cada día qué hacía allí»—, estuvo en primera línea en la frontera de Eritrea con Etiopía en pleno bombardeo — «salí de allí cuando el MOSSAD me dijo ‘coge los trastos y vete de aquí’»—, y pasó dos años con la guerrilla zapatista en Chiapas —«allí me di cuenta de la gran mentira de las revoluciones»—.
Ha sido una visita, sonada, de las que genera titulares encadenados y que a nadie ha dejado indiferente.
Aranda conoce bien los EEUU: «expongo en breve en Estados Unidos, llevo muchos años viviendo a caballo. La primera vez que llegué acababan de matar a John Lennon. Yo vi su sangre cubierta de serrín en la acera ». Es por ello que asegura que Donald Trump será —contra todo pronostico y con los sondeos cada vez más ajustados—el próximo presidente: «en marzo el Bohemian Club de San Francisco, un club de poderosos, invitó a Trump. En septiembre participó en el bohemian groove, un campamento en un bosque privado donde solo va le élite. Me di cuenta de que Donald Trump va a ser presidente. Soy amigo de Daniel Estulin, exigente del KGB y escritor, y os aseguro que el Club Bilderberg es un club de friquis. ¡Si aceptaron a Zapatero! El Bohemian Club es el que realmente decide quién va a ser presidente de los EEUU».
Asegura que una conflagración mundial se cierne sobre nosotros. «Se prepara una guerra mundial para el año 2020. Europa y Estados Unidos se enfrentarán a Rusia y Europa se llevará la peor parte. Será la guerra definitiva. Como decía Carl Sagan será la última guerra».
También ha hablado de Vladimir Putin: «soy amigo de Maria, su hija y lo conocí de casualidad. Él ha sido el más grande del KGB. Putin tiene una gran incapacidad para empatizar con la persona que tiene delante. La mente de Putin es un misterio. Te puedo asegurar que con él no puedes jugar. Napoleón y Hitler se metieron con Rusia y mira como acabaron… Espero que Trump y estos estúpidos no se atrevan». Califica a Trump de «personaje frívolo, patético. A su lado Hillary Clinton es Doris Day, no la soporta nadie».
Aranda también ha hablado de su relación con el arte y su particular mundo. Es pintor porque «a los 14 años vi la película El loco del pelo rojo en la que Kirk Douglas interpretaba a Van Gogh y quise ser un humanista, dedicarme a fondo a la pintura. Luego viví los 80, la Movida, y como a mi no me gustan las drogas me salvé de todo aquello». Cree que «lo malo puede vender por un tiempo, no aguanta. Los blufs no aguantan. Hay mucho mamoneo, mucho artista que se codea con estrellas de Hollywood… Al final no se sostienen».
Defiende la creación auténtica ya que «el fin del artista no es vender. Un artista vive atrapado en su mundo y es incapaz, por ejemplo, de arreglar un enchufe. Es más que un trabajo, es casi un sacerdocio». Ha criticado el ambiente artístico con claridad y contundencia: «los pintores se odian a muerte. Yo esto no lo había visto en la vida. Son malas personas, son auténticos hijos de puta. Y respeto a los artistas, cuando coges el pincel te enfrentas al mundo, vas a pasar hambre y tienes unos valores. Veo muchos lameculos que más que pintar están todo el día en los pasillos y los despachos de los políticos a la caza de la subvención. ¿Pero esto qué es? Las subvenciones deberían estar prohibidas. Los artistas deberían vivir de su trabajo como lo hace un carpintero o cualquier otra persona».
También ha disparado un dardo a los políticos: «los políticos de Baleares no se enrollan nada. Esta especie de pacto de socialistas, MES, Podemos… es patético. Estamos otra vez sin nadie al frente del Palau Solleric».
En estos dos enlaces puede escuchar la primera parte del programa y la segunda.
