Según el escrito oficial, la niña –después de ser perseguida, derribada, golpeada y pateada en el patio (así lo reconoce el informe)– “continuó las clases con normalidad y ni la tutora ni otros profesores, que la vieron entre las 12 y las 14 horas, observaron ninguna secuela física que hiciera evidente que la alumna necesitaba de asistencia médica ni siquiera del botiquín del centro”.
En ámbitos sociales de la barriada de Son Roca ha sorprendido que en un determinado apartado del informe se pretenda poner algún tipo de justificación a las heridas sufridas por la niña en que ella “se aferraba intensamente al balón”. En concreto, el párrafo es el siguiente: “Sólo mostraba unas pequeñas marcas en el codo y en la pierna, compatibles con la caída al suelo, caída motivada posiblemente por el forcejeo al disputarse la posesión de la pelota que ella tenía aferrada muy intensamente”.
Más adelante, el informe del Govern también justifica la actitud de los maestros del Anselm Turmeda frente a las denuncias de pasividad e inoperancia formuladas por diversos padres de alumnos del centro y de la familia de la niña agredida: “El equipo directivo estuvo pendiente de la evolución de la niña en todo momento y desde el instante en que se tuvo noticia del ingreso hospitalario, el mismo día de los hechos, la directora, la jefe de estudios y el secretario la visitaron el hospital, hablaron con la niña y con los padres, preocupándose por su estado y poniéndose a disposición de la familia para lo que pudieran necesitar”.
Lo que sí reconoce el departamento de Educació del Govern es que el control de los patios de recreo de sus centros de enseñanza es ineficiente y propugna tras estos gravísimos hechos mejorarlo ampliando la presencia física de personal de vigilancia: “Se constata que había dos profesoras en el patio, tal y cómo establecen las instrucciones de organización y funcionamiento de las escuelas para el curso 2016/17. Aun así, desde Inspección, conscientes de que el riesgo cero no existe, se recomienda que para evitar este tipo de situaciones, la Conselleria de Educación y Universidad tiene que estudiar la conveniencia de aumentar el número de maestros para la vigilancia de los alumnos al patio, que tendría que pasar a tres en los centros de una línea”.
En conclusión, siempre según el informe redactado por la propia conselleria, los maestros del Anselm Turmeda no cometieron ninguna irregularidad y cumplieron las normas establecidas. Opinión no compartida por padres de alumnos del mismo colegio y los familiares de la niña agredida y hospitalizada, según diversas y reiteradas declaraciones realizadas a los medios de comunicación.
