Las investigaciones, según ha informado el Instituto armado, se iniciaron en mayo de 2015 cuando una empresa, ubicada en Madrid y dedicada a la distribución de terminales telefónicos, denunció la desaparición de terminales que se habían distribuido a varias empresas. Dos de esos envíos se habían realizado a empresas ubicadas en Eivissa, denunciándose la desaparición de 20 terminales, cuyo valor superaba los 11.500 euros.
A raíz de esta denuncia se inició la investigación que permitió detectar en Ibiza 16 de esos terminales y localizar a sus titulares, a los que se tomó declaración en cuanto a la forma de obtenerlos. Fruto de esas declaraciones se pudo identificar y localizar a un individuo, con domicilio en la isla de Eivissa, que supuestamente habría vendido los aparatos a sus actuales propietarios.
La investigación finalizó con la detención de este hombre, realizándose un registro de su domicilio en el que fueron encontrados 23 terminales telefónicos y otros efectos informáticos, todo valorado en unos 21.000 euros. Todos los efectos intervenidos están siendo analizados para determinar su procedencia.
Las investigaciones sobre el detenido evidencian que podría ser uno de los mayores receptadores de la isla, lo que se refleja en el alto nivel de vida que mantenía sin que se le conozcan actividades laborales.