En concreto, sobre los acusados -cuatro mujeres y dos hombres- pesa un delito contra la libertad de conciencia y los sentimientos religiosos por el que la Fiscalía reclama un año y medio de prisión para cada uno de ellos, mientras que la acusación particular, ejercida por el Obispado de Mallorca, eleva su petición hasta los cuatro años de cárcel.
Según las acusaciones, los inculpados, defendidos por el abogado Josep de Luis, irrumpieron junto al menos otras veinte personas en la iglesia de la calle Sant Miquel, donde se estaba celebrando una eucaristía, causando con ello "gran alboroto y confusión" entre los asistentes a la misa.
Los manifestantes avanzaron de forma tumultuosa por el centro de la iglesia y provocaron con ello la interrupción de la misa durante aproximadamente diez minutos. En un momento dado, el sacerdote, junto a varios feligreses que se encontraban escuchando la eucaristía, impidió el paso de los activistas hasta el altar y lograron desalojarlos.
La Fiscalía señala que, tras los hechos, todos en la iglesia "quedaron en un estado de gran desasosiego, indignación e intranquilidad".
Los acusados, que alegan que su intención no era "herir" los sentimientos de las personas congregadas en el templo, sostienen sin embargo que el acto de protesta era legítimo y que su mensaje iba dirigido a la Iglesia.
El encausamiento de los activistas ha generado numerosas muestras de apoyo en su favor. De hecho, durante los dos días en que está previsto el juicio han sido convocadas, a las 9.30 horas, sendas concentraciones de apoyo frente a la Audiencia bajo el lema 'Defender el derecho al aborto no es ningún delito'.