Xavier Salinas , hasta ahora obispo de Mallorca, se ha despedido este sábado de la diócesis con una misa en la catedral de Palma, acompañado de 150 presbíteros y centenares de religiosos y laicos.

Según recoge el Obispado en un comunicado, en su homilía Salinas ha destacado que esta misa "marca un punto en el camino de mi historia y de la vuestra" y ha agradecido a la Diócesis la "solidaridad y espíritu misionero".

El follón mediático que ha acabado provocando su cese fue su comentada e íntima relación personalísima con la casada Sonia Valenzuela. Entre ellos ha habido una intensa y profunda relación, que para el obispo ha sido de simple amistad -según sus alegaciones ante El Vaticano- y que para el marido de la ‘novia’ ha ido mucho más allá. De hecho, Mariano de España se ha sentido un esposo engañado y vilipendiado y contrató detectives privados para que vigilaran las visitas de su esposa al palacio episcopal en horas nocturnas. Esa relación ha acabando pasando factura a Salinas, obligándolo a presentar su renuncia.  

Salinas dejará de ser el obispo titular de Mallorca, pero no pasará a dirigir ninguna otra diócesis. Según fuentes muy próximas al propio obispo cesante, volverá a su territorio de origen, donde comenzó su carrera y tiene su domicilio particular. Regresará a Valencia y será obispo auxiliar bajo la atenta mirada del arzobispo y cardenal Antonio Cañizares. Destacar que el obispado de Mallorca depende jerárquicamente del arzobispado de Valencia, por lo que Cañizares tendrá aún más cerca a la ‘oveja descarriada’ Salinas.

Acto seguido, en el Palacio Episcopal Sebastià Taltavull ha leído el nombramiento emitido por el Papa Francisco como administrador apostólico de la Diócesis de Mallorca ante el Colegio de Consultores.