La escritora asevera que con motivo de la exposición que preparó durante meses vivió "noche y día" con esta "controvertida figura", leyendo sus cartas, tocando sus objetos personales y siguiendo su trayectoria por el mundo, hasta el punto de que: "una tarde en casa, oí su voz dentro de mi cabeza y empecé a escribir esta novela".
Riera asevera que ha cogido "todos los hilos de su vida" y con ellos ha "vestido una ficción", en la que, sin embargo, muchos de los hechos que se detallan son auténticos, como que Luis Salvador dormía en el suelo o que iba con la ropa manchada.
La novelista ha explicado que para armar el relato sobre este viajero impenitente rescató de su memoria las conversaciones que mantuvo hace años con Doña Aina, una de las mujeres que formaba parte de su cortejo, y de otras personas de la isla que lo trataron a principios del siglo XX.
El lector que se enfrente al texto, a la vez que descubrirá un hombre con algunos secretos relacionados con el amor y el sexo, podrá ver cómo estuvo muy cerca de acontecimientos que cambiaron el mapa europeo, desde los hechos que tuvieron que ver con la muerte del heredero del Emperador, Rodolfo, en Mayerling, hasta el desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial.
La novela refleja a un hombre que luchó en favor de la paz (la académica llega a decir que fue "un hippy antes de los hippies") y que siempre creyó "que lo peor que podía pasar era la guerra". Asimismo, fue alguien obsesionado por el paisaje, "que demostró su amor por la naturaleza, impidiendo que se talaran árboles en Mallorca".